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El último Dandy escrita por Barón Dandy

  • 06-10-2020

El pequeño cartel, colgaba de una cadenilla, en el cristal. Aún daba golpecitos sobre la puerta.

La calle olía a asfalto mojado y el sol, se abría camino a través del vidrio, por derecho; sobre un puente oblicuo, de motitas de polvo, que flotaban hacia dentro de la barbería y llegaban hasta el suelo. Dejando el resto del local casi, casi en penumbra.

El maestro, así le llamaba la gente, barría justo en ese mismo lugar. Despacio, con el cepillo en una mano y el recogedor en la otra. El gesto, serio, como corresponde al hombre que se viste por los pantalones. Sin sacar los pies de la baldosa. Justamente la misma baldosa que el sol ilumina, como si del faro de un pueblo costero se tratara.

La figura que hacían el hombre y el cepillo de madera se asemejaba bastante una especie de baile de salón. Acompasado y elegante a pesar de la bata blanca y los viejos botines de color granate.

El cliente empujó la puerta, sin vergüenza ni cuidado. Desordenando el ritmo y el polvo. Ignorando el cartelillo aún temblequeante de: 'cerrado' letras blancas en relieve, sobre fondo de plástico negro, sujeto al vidrio por una ventosa amarillenta.

El barbero, sacude la capa de un golpe. Flash! con dos cojones. como suele decirse y la coloca de un golpe. Esa misma capa que a veces, a solas agita tímidamente, apenas simulando un capote de torero, tratando de recordar aquellas tardes que nunca existieron.

Atiende al cliente , -sin palabras- meneando su clásico bigotito. Perfectamente perfilado. Haciendo música con la tijera, mientras corta el cabello. Una melodía que apenas se escucha hoy día.

Ironías de la vida: la marca de la tijera es Filarmónica. No hay más sonido que ese en el local.

El reo está en el sillón, con la cabeza gacha, como recién ajusticiado.

El maestro tiene más bien poco pelo y el que queda dejó de ser negro hace décadas. Lo lleva colocado en forma de Espiga en su nuca. Colaborando en la tarea ríos de "agua brava" y un pequeño peinecito de Carey, que guarda dentro de su cartera, junto a un calendario de San Martín, el carné del círculo Pacense y una foto de cuando la mili duraba 2 años (Melilla 1957)

Otro día que se le hace tarde trabajando... es una sensación extraña. Como de estación de trenes vacía… tarta de cumpleaños con las velas apagadas.

El camión de la basura ha pasado hace poco y a lo lejos unos perros pelean por algo sin importancia.

El hombre, Francisco Ferrera, cierra la puerta con cuidado o como le deja la espalda. Ahora sí, desde afuera y se aleja andando despacio. Cojeando levemente. Diríase, que hasta en su vaivén, hubiera algo de elegancia torera.

Un Dandy, tal vez el último, tal vez...

El Barón Dandy. Un servidor.